Características de su desarrollo durante el período 1900-1930.
Las condiciones inapropiadas al desarrollo de la minería a que hemos hecho referencia en otro lugar, no alentaron el estudio y ubicación de los respectivos minerales. Debe expresarse que, no obstante que el Estado contaba entre sus dependencias con una Dirección de Minas, sus actividades, plausibles dentro de su modestia, asumían tal grado de elementalidad que poco se había adelantado en el conocimiento de la riqueza minera. Los organismos oficiales continuaron, en efecto, ignorando el carbón, que sin embargo ya había sido localizado antes de 1930 en distintos puntos del país; en cuanto al petróleo, que constituye el más feliz acierto de la minería argentina, apareció en momentos en que la perforadora buscaba agua; y en lo referente al hierro, su búsqueda estuvo lejos de constituir el esfuerzo incesante y tenaz que convenía a la transformación técnica y económica que comenzó a experimentar el país posteriormente a la primera guerra mundial.
El grado de desarrollo de la industria argentina no era suficiente para alentar una minería próspera. La industria se hallaba en un proceso de especialización en artículos de alimentación y vestido, y en esos rubros la intervención de los metales es nula. Por lo demás, la industria argentina recibía desde el exterior, no solamente los procesos de fabricación sino las máquinas y sus repuestos; de manera que aun progresando en la forma súbita en que lo registran los censos respectivos, no constituía una fuente de progreso para la minería metalífera.
El destino de esta última podía haber consistido en la exportación, análogamente a cuanto ocurría en la mayor parte de los países latinoamericanos. Aun sin admitir que esa actividad presente aspectos positivos y sea deseable, se debe reconocer que la existencia de una riqueza minera correctamente estudiada en su ubicación, volumen y rendimiento, es siempre un recurso alcanzable por el capital nacional. Es verdad que este último no sintió, hasta bien entrado el presente siglo, atracción alguna por otras iniciativas que las meramente agropecuarias y ello es en cierto modo explicable porque estas industrias ofrecían un rendimiento cierto, contaban con la máxima ayuda estatal y disponían de un denso mercado; circunstancias que no caracterizaban frecuentemente a las otras.

