Hemos expresado que, con excepción del lino, el cultivo de las oleaginosas fue impulsado con relativa energía a partir de la primera guerra mundial; no obstante, su mayor impulso ocurrió posteriormente a 1930, obedeciendo en esto a la tendencia general que caracteriza a todos los cultivos industriales.
Poco antes de esta última fecha el 70% del consumo interno de aceites era provisto aún por la importación: algunos años después de ella, la producción nacional abastece el 80% de ese consumo. Las oleaginosas definen una zona mucho más variada que la del vino, el azúcar y la yerba mate, por ejemplo. La del tártago, el maní y el algodón se halla situada en efecto en el sector comprendido entre la provincia de Corrientes y los territorios nacionales del Chaco y Misiones; la del girasol, abarca todo el sector central de la provincia de Buenos Aires dirigido desde su rincón noroeste hacia el sudeste, coincidiendo pues en parte con la zona del lino, el cual desarrolla parte de sus sembradíos también en las provincias de Córdoba y Santa Fe; y por último el olivo ha comenzado a desarrollarse preferentemente en la zona occidental que comprende las provincias de Mendoza, San Juan y La Rioja.
La producción de aceites comestibles, es decir, los obtenidos por transformación del maní, nabo, girasol y otros, no era superior a 4.000 tn. al comenzar el presente siglo; en concordancia con la guerra, ella había aumentado a 10.000 y duplica esta cifra hacia 1929.El crecimiento del área sembrada con dichas plantas y el aumento del consumo interno fueron sus factores decisivos. En esta última circunstancia, debe señalarse la influencia de las corrientes inmigratorias procedentes de países en los que el consumo de aceite marcaba altos índices, contrariamente a lo que ocurría en el nuestro, en donde el bajo costo y la abundancia de la grasa, acordaba a ella el favor popular.
El consumo interno que era de 2,4 kg. por habitante en 1900, había subido a 4,2 en 1912 y a 5,6 en 1929. Ese consumo fue satisfecho mediante una correlativa producción nacional traducida por las cifras antes incluidas y acrecentadas por la importación de 7.000 tn en 1900, de 24 mil en 1914, y de 40 mil en 1929. La producción de aceites vegetales implicaba la obtención de subproductos y resinas de elaboración, destinadas al consumo interno en menor proporción que a la exportación, cuyo volumen fue de 100 mil tn. en 1929.En 1914, existían en funcionamiento 22 fábricas de aceite con un capital de instalación de 4,1 millones de pesos; el valor de su producción fue de 6,5 millones y el de las materias primas utilizadas de 4,8 millones. De aquéllos, 12 estaban instalados en la Capital Federal, representando el 56% del total del capital invertido: el valor de producción y el de las materias primas elaboradas estaba alrededor del 70 % de las cifras totales correspondientes. Si bien había 1 establecimiento en Buenos Aires, 3 en Santa Fe, 2 en Entre Ríos y 1 en Córdoba y en el Chaco, ninguno de ellos supera el medio millón de pesos en concepto de capital invertido y el de la mayor parte de ellos era aún inferior a 300 mil.

Si se advierte que en la totalidad de dichos establecimientos trabajaban 470 obreros, se puede tener una impresión del estado rudimentario de esta industria. Pero a medida que avanza la decena de los 1920 el desarrollo de las áreas sembradas con algodón y girasol comienza a propiciar la instalación del establecimiento industrializador. Con respecto al primero se puede expresar que la producción de fibra y de semilla comenzó, a partir de 1920, a alcanzar valores muy notables a tal punto que el reducido empleo en el mercado interior provocó la salida de ambos hacia el exterior.
El censo de 1935 ha hallado acrecentados los 22 establecimientos de 1914 a 61 y a 2.200 el número de obreros ocupados: los productos elaborados alcanzan ahora 43,7 millones de pesos. Los establecimientos de la Capital Federal, que son 24, producen el 45% del total de la elaboración; le siguen los 9 del Chaco, que producen el 19%; los 6 de Buenos Aires, que fabrican el 18; los 6 de Córdoba, que producen el 9; y los 6 de Santa Fe, que lo hacen con el 6%.

