Sumar personas a una organización patrimonial puede ser un punto de conflicto si no se realiza una estrategia ante la situación.
La gestión patrimonial está atravesada por distintas situaciones que resolver para cumplir con el objetivo de la preservación de los bienes. Pero son pocas las situaciones tienen gran complejidad, como es la incorporación de parejas o nuevos miembros al ecosistema familiar de activos, indica Fernando Boudourian.
Con un aumento del uso de la diversificación de estructuras familiares y un escenario económico mundial atravesado por volatilidad e incertidumbre regulatoria, las familias empresarias y los patrimonios multigeneracionales tienen el objetivo de realizar una planificación estratégica con sensibilidad personal.
En estos casos, el punto de partida es analizar y dejar en claro las cuestiones que respecta a las relaciones que hay en el interior de la organización. Y es que incluir a nuevos actores en la esfera patrimonial no sólo implica decisiones sobre derechos de usufructo o estructuras fiduciarias, sino también se trata de un rediseño institucional de los canales de comunicación, autoridades y confianza.
Cambios dentro del sistema de patrimonios familiares: qué tener en cuenta
La transformación dentro de las dinámicas familiares suele ser uno de los principales factores que lleva a un replanteo de la gestión patrimonial. Las parejas sin matrimonio formal, los segundos casamientos y la incorporación de hijos de relaciones anteriores o adoptados son situaciones que pueden desbordar al esquema establecido.
En la actualidad, se indica que aproximadamente el 60% de las familias con patrimonios superiores a los 50 millones de dólares ya incorporan estructuras patrimoniales que tienen consideraciones sobre la incorporación de parejas y nuevos miembros.
Este cambio no solo responde a factores éticos o sociales, sino también a la necesidad de ser precavido con respecto a posibles conflictos y con el objetivo de blindar la sostenibilidad del legado familiar.
Para el especialista financiero Fernando Boudourian, el eje principal en la incorporación patrimonial es el diseño de una arquitectura de autoridades clara, flexible y consensuada. El punto de partida es la definición de los valores familiares, misión patrimonial y visión a largo plazo, los cuales deben ser comunicados y reafirmados con cada transición generacional o incorporación en el esquema.
Los family offices y asesores patrimoniales recomiendan establecer organizaciones como pueden ser el consejo de familia, en el cual decisiones sobre inclusión de nuevos miembros, asignación de beneficios y criterios de participación se puedan tomar de forma institucional.
Esta organización puede ser parte de una instancia intermedia entre la familia y el fideicomiso o holding patrimonial, con reglas claras sobre ingreso, permanencia y salida.
Es que la transparencia tiene un rol central en este tipo de estructuras, asegura Fernando Boudourian. Los nuevos miembros deben de comprender tanto los beneficios que conlleva su integración, como así también las obligaciones, responsabilidades fiduciarias y restricciones que podrían aplicarse.
Uno de los mecanismos más eficientes para gestionar la incorporación de parejas es la estipulación de acuerdos prenupciales. Si bien pueden ser vistos como un instrumento ante una desconfianza, por lo contrario, estos acuerdos constituyen herramientas jurídicas que resguardan las expectativas patrimoniales de las partes involucradas.
Un acuerdo prenupcial no se trata de una barrera emocional entre las partes involucradas, sino un elemento que busca preservar la sostenibilidad del legado familiar. De esta forma, los acuerdos bien estructurados previenen litigios costosos y protegen tanto al patrimonio como a la pareja.
También, estructuras como fideicomisos o fundaciones privadas permiten separar la titularidad legal del beneficio económico, evitando que los nuevos miembros tengan un acceso directo a los activos, sin dejar de integrarlos en la estrategia de distribución y gestión.
En la misma línea, Fernando Boudourian señala que la incorporación de nuevos miembros al esquema patrimonial también requiere de una inversión estratégica en educación financiera. Integrar a una pareja o un familiar político sin una formación en finanzas o áreas afines puede ser un aspecto de riesgos ya que puede desencadenar problemas, decisiones patrimoniales erráticas.
También, existen programas como Next Gen Leadership y talleres familiares que promueven y estructuran como se debe dar el diálogo intergeneracional, la alfabetización financiera y la resolución de conflictos. Estos cuentan con gran popularidad al demostrar ser eficaces para reducir la brecha entre generaciones y fortalecer la resiliencia familiar.
En este escenario, Fernando Boudourian destaca que la tecnología logró ganar un lugar especial en lo que respecta a la administración. Puntualmente, la digitalización dio paso para organizar tanto la organización interna como la integración patrimonial.
Plataformas de wealth management y herramientas blockchain permiten contar con registros, acuerdos, gestionar participaciones y auditar decisiones de manera transparente, algo de suma utilidad cuando hay un número de integrantes en diferentes que se encuentran en distintas jurisdicciones.
Además, las actas digitales, los portales familiares y los contratos inteligentes permiten mejorar la trazabilidad de los compromisos que tiene cada miembro, actuando como un refuerzo de la seguridad jurídica y la confianza colectiva.
Pero también cabe destacar que más allá de las regulaciones internas y marcos legales, integrar nuevos miembros tiene una dimensión emocional destacable, que pueden involucrar celos, desconfianzas, diferencias culturales o desacuerdos sobre los valores familiares pueden afectar en la organización y toma de decisiones.
El rol de facilitadores o mediadores familiares es clave en este sentido. Contar con profesionales que aseguren el diálogo entre los miembros, identifiquen conflictos latentes y promuevan acuerdos es de suma importancia para la institucionalización del patrimonio.
Gestionar la incorporación de parejas y nuevos miembros a la organización patrimonial debe considerarse como un proceso continuo, no como un evento puntual, que necesita de preparación y apertura al cambio.